Anoche estuve escaneando todos los diplomas y certificados que tengo para presentarme a una plaza de profesor. Y al verlo me empecé a cuestionar si toda mi formación es útil para el ganadero, mi cliente.

Lo que descubrí viendo mis títulos, que ya superan los 75 (eso suponiendo que no haya perdido ninguno), es que ha habido una evolución en mis inquietudes formativas. Sobre todo desde que disfruto y sufro el privilegio de ser mi jefe. En ese tiempo he acumulado más del doble de diplomas que en los 8 años anteriores.

Durante mucho tiempo lo que me preocupó fundamentalmente fueron las vacas, las ovejas las cabras; únicamente los animales. Mi objetivo era conocer todo lo conocible sobre su fisiología, comportamiento, enfermedades, tratamientos… En mi cabeza sólo estaba el animal: su salud, su bienestar, su genética, su alimentación, su calidad… Los primeros congresos a los que asistí me fascinaron. En el primer congreso de ANEMBE al que fui en Ávila en 2011 sólo quería ser una esponja y atrapar conocimiento. Me agobiaba tener que elegir entre dos charlas que parecían tan interesantes y perderme lo que estuvieran diciendo en la otra sala. Necesitaba aprender, aprender y aprender; porque descubrí que lo que conocía era mucho menos que lo que desconocía.

Y en eso me centré: cursos, congresos, jornadas, libros, revistas, charlas, internet. Siempre pensando en los animales. Para saber lo que hoy sé, reconociendo que aún me queda mucho por aprender, me ha tocado invertir muchas horas, esfuerzos y recursos económicos. Y me alegro de haberlo hecho y seguir haciéndolo.

Pero tras esos esfuerzos que todo buen veterinario debe hacer durante toda su vida profesional mi visión está reorientándose. Ya el año pasado me dijo Joaquín Ranz (actual presidente de ANEMBE): “si de un congreso de medicina te llevas un par de detalles para cambiar en tu trabajo diario ya ha merecido la pena”. Y estoy de acuerdo. Cuando ya se tiene una buena base técnica los cursos y congresos sobre medicina y patología están bien para actualizarse pero son mucho más importantes como punto de encuentro para generar sinergias y abrir la mente.

Hoy, pocos años después de ese congreso de Ávila, y con multitud de títulos en la carpeta mis inquietudes formativas se están reconduciendo. Sin haber dejado de preocuparme por el animal, lo que más me importa actualmente es formarme en cómo ser un aliado para el ganadero.

Creo que el primero que me abrió los ojos en ese sentido fue Vicente Jimeno. Él siempre ha abogado por ser menos “veterinarios bomberos” cuya única misión es apagar fuegos. Debemos convertirnos en aliados de nuestros clientes para que su empresa sea rentable. Ahí es dónde quiero poner el foco hoy. En ser capaz de poner en práctica los conocimientos técnicos que ya existen. Así, junto al ganadero podremos mejorar la explotación. Para ello se puede hacer crecer la cuenta de explotación, facilitar el manejo, optimizar su mano de obra, etc.. En definitiva, nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de cada uno de nuestros clientes.

Ser útil para el ganadero

Siento y veo cada día que es posible producir mejor. Que merece la pena hacer cambios para ser más eficientes. Para todo esto es fundamental conocer en profundidad al animal, pero no tenemos que olvidarnos de que nos dedicamos a la producción. Nuestros servicios veterinarios no se los prestamos a un particular, sino que lo hacemos a una empresa. No hay que olvidar que su fin último es ser rentable. Por ello además de al animal tenemos que conocer lo que necesita el ganadero, lo que pide el mercado, cuándo y cómo producir, cómo disminuir los costes y cómo aumentar los ingresos. En definitiva, ser útil para el ganadero.

gastos-granja-vacas-nodrizas

Los cursos de verano del Escorial terminaron de convencerme en que mi misión es ser útil para el ganadero. Y por eso me he formado varias veces con Giovanni Gnemmi, experto en ecografía reproductiva. Porque creo que una de las mejores vías para optimizar una explotación es gestionar correctamente la reproducción. Y aunque ahora mi objetivo sea ayudar al ganadero, estaría cometiendo un error si dejara totalmente de formarme en medicina. Así que continúo asistiendo y formo parte del comité científico de los congresos de Anembe.

Y como en todo trabajo vocacional, y eso lo compartimos con los ganaderos, ahora el reto consiste en ser capaz de hacer compatible el trabajo diario, la formación, el desarrollo empresarial y los nuevos proyectos con la vida fuera del trabajo: familia, amigos, aficiones… Esa ansiada conciliación familiar y laboral que es la asignatura pendiente de muchos ganaderos y veterinarios.

Y tú, que eres ganadero también deberías plantearte de qué debes tener más conocimientos para que tu granja vaya mejor. ¿Quizás un curso de contabilidad y gestión? ¿O estudiarte en profundidad la PAC? ¿O mejorar todo lo que sabes sobre manejo de tus animales y tu explotación ganadera? Delega en los técnicos lo que es su tarea y céntrate en seguir aprendiendo en lo que tienes que hacer para mejorar tu negocio.